A medida que la ciudad de 120,000 habitantes continúa creciendo debido a la presencia de la segunda mayor mina de oro del mundo, la población rural y urbana no ha participado de los beneficios del desarrollo económico. Muchos de los adultos de las zonas marginadas, son analfabetos, se encuentran trabajando en el sector informal, y normalmente carecen de una protección social. A medida que los costos de los alimentos básicos de la tierra y demás productos suben, las poblaciones tradicionalmente vulnerables están luchando cada vez más para poder satisfacer sus necesidades más básicas.
Teniendo en cuenta la grande tensión de vivir en la pobreza, muchas de estas familias tienen dificultades para cubrir los gastos relacionados con la educación de sus hijos. Una parte significativa del alumnado de zonas empobrecidas de Cajamarca abandonan la escuela antes de terminar la escuela secundaria, algunos incluso antes de terminar la escuela primaria. Sin un nivel básico de educación, los niños tienen un riesgo significativo de quedar atrapados en un ciclo de pobreza sin ninguna herramienta necesaria para construir un futuro mejor para ellos y sus familias.